Cuando tu cuerpo es nieve
perdida en un olvido deshelado,
y el aire no se atreve
a moverse por miedo a lo olvidado;
y el mar, cuando se mueve
e inventa otra postura,
es sólo por sentir
se de este lado
más ágil de recuerdos y amargura.
Cuando es ya nieve pura,
y tu alma señal de haber llorado,
y entre cartas y besos
amarillos suspiras porque,
al verlas,no te serán ya ésos
más que -pendientes de los ojos-
perlas;y las rosas ilesos,
y los blancos sin roce,
entre cintas desnudas,
enterradas,reavivan el goce
triste de ver ya frías,
desamadas,las prendas
y el amor que aún las conoce.
Entonces a mí puedes
venir, llegar, oh, pluma que deriva
por los aires más solos:
yo tenderé y tiraré hacia arriba,
altos sueños, mis redes,para que eterna,
si antes fugitiva,entre mis alas,
no en mis brazos, quedes.
BLAS DE OTERO
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